Huella de carbono, o cómo medir nuestro impacto en el planeta.
La huella de carbono permite cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero que son liberados a la atmósfera como consecuencia de una actividad determinada, en el caso que nos ocupa la producción de fresa ecológica.
Esta cuantificación permite ser conscientes del impacto que genera dicha actividad en el calentamiento global, convirtiendo la huella de carbono en una herramienta de sensibilización de gran valor.
Hoy en día, ya se perfila como elemento diferenciador de las organizaciones que deciden comprometerse con el medio ambiente y apuestan por el desarrollo de una actividad sostenible.
Es crucial entender la huella de carbono no sólo como un mero elemento de cálculo, si no como el primer paso en el camino de la mejora y el compromiso de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. En ello reside su gran contribución a la lucha contra el cambio climático.
El Objetivo de medir nuestra Huella de Carbono
El fin es analizar el ciclo de vida del sector fresero evaluando los impactos ambientales asociados a todas las etapas del producto, desde la producción agrícola de las materias primas, recolección, envasado, transporte y deshecho.
Se analiza el consumo energético, consumo de combustibles fósiles, el uso de agua (Huella Hídrica), afección del suelo, emisiones de la atmósfera (Huella de Carbono) y generación de residuos.
Para ello examinamos:
- Consumo eléctrico
- Consumo de combustible
- Consumo de materias primas
- Generación de residuos
Se contabiliza la emisión de Gases de efecto Invernadero en cada proceso estudiado, directamente emitidos, relacionados con el consumo de electricidad o combustibles fósiles, en la fabricación de materias primas utilizadas y los causados por la eliminación de residuos generados.
Después de un análisis minucioso de cada parte del procedimiento volvemos a bajarla otro año consecutivo, de hecho, estamos impacientes por volver a medirla en el siguiente ciclo porque con todas las nuevas mejoras que hemos llevado a cabo este año, estamos seguros que bajará manera notable 🙂
Huella Hídrica, o cómo no malgastar ni una gota de agua
La huella hídrica es el volumen total de agua dulce que necesitamos para cultivar la fruta, durante todo el proceso.
La cuantificaremos usando un modelo de balance hídrico que tiene en consideración el clima local, las dosis de aplicación de fertilización, los tratamientos fitosanitarios, los requerimientos hídricos de los cultivos, uso real del agua por el cultivo, rendimientos y finalmente la huella hídrica verde, azul y gris.
El ánimo de este estudio es la estimación del agua utilizada en la producción de fresa:
- Huella hídrica verde, el agua de lluvia consumida.
- Huella hídrica azul se refiere al volumen de agua del suelo y superficial consumida, evaporada, como resultado de la producción de un producto.
- Huella hídrica gris, volumen de agua dulce necesario para asimilar la carga de contaminantes respecto a los estándares de calidad del agua existente en el medio.
La medición exhaustiva de todo el proceso y durante toda la campaña da como resultado la siguiente gráfica
Algunas de las medidas llevadas a cabo durante esta campaña
- Durante esta campaña se ha realizado el mantenimiento de la vegetación que se plantó en la anterior.
Al ser una vegetación más madura se absorbe en torno al doble de CO2 que la temporada anterior unos 0.00048 kg CO2 /UF - Se está introduciendo paulatinamente la tarrina de cartón para la sustitución de la tarrina PET.
- Se ha instalado un invernadero de producción de planta propia para restauración paisajística y aumento de la biodiversidad. Esa planta se instalará en los próximos meses para continuar con la búsqueda del equilibrio en cuanto a emisiones de CO2.
- Uso de plásticos biodegradables y compostables para reducir al máximo los residuos.
- Recogida de agua de lluvia para introducirla en el sistema de riego.
- Búsqueda de variedades con menores necesidades hídricas.
Gracias por leernos 😉